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Problemas



                                    “Problemas Ambientales en el Rio Aguacatal”

Aguas negras y naranjas contaminan el río Aguacatal, en el oeste de Cali:

Lixiviados de las minas de carbón y aguas residuales de invasiones van a parar al río Aguacatal, que recorre parte del oeste de Cali.
Tuberías en medio de la montaña. Un joven de 16 años se desliza por un tobogán natural hecho de piedra que desemboca en la cristalina quebrada El Chocho, al Oeste de la ciudad. El chico dice que los tubos que sobresalen de la tierra son de la mina de carbón de la zona, que van a parar al afluente. Por el sendero se ven trozos apilados del mineral negro.
Al bajar unos 30 pasos, la quebrada El Chocho ya es color naranja. Un agua que sale de la mina es la que tiñe las aguas de la quebrada. Unos kilómetros más abajo el afluente desemboca en el río Aguacatal, que a su vez llega al río Cali. El pez chico ‘se come’ al pez grande.
“El color naranja de las aguas es por el hierro”. Esto lo explica Inés Restrepo Tarquino, directora del instituto Cinara de la Univalle. Señala que esa agua está llena de los residuos que quedan al lavar los minerales en la mina (lixiviados). Esto deja la quebrada con un PH tan ácido que su agua no es apta para el consumo humano. También acaba con el oxígeno, por lo que muchos peces mueren. 
Hugo, el joven que se baña en la quebrada, dice que la comunidad ha denunciado esta situación, sin ser escuchada. No obstante, esta mina tiene permiso de la CVC y la entidad asegura tener un plan de manejo para controlar la situación. 
Entretanto, habitantes de Terrón Colorado se quejan de la mina Rocales. Esta es de carbón y se ubica junto al río Aguacatal. “Traen cantidades de tierra constantemente y, apenas llueve, todo eso viene a parar al río”, cuenta Marleny Gómez, vocera del sector y habitante del mismo desde hace 30 años. Agrega que el polvo les causa enfermedades respiratorias.

Más vertimientos

A los residuos de la mina de El Chocho se suman las descargas de vertimientos ilegales a la quebrada, que contienen aguas residuales de los asentamientos subnormales de Montebello y sus alrededores.

Este mismo mal lo sufre el Aguacatal, en cuyo recorrido el Dagma ha identificado al menos diez puntos de vertimientos ilegales. Al caminar cerca al río, cerca a los asentamientos, el olor es como el de un caño.

“En esta zona urge normalizar los asentamientos. Organizarles el alcantarillado”, puntualiza Camilo Vélez, del área de recursos hídricos del Dagma. Asegura que la mina es otra de las prioridades para trabajar de la mano con la CVC. 
El director de esta última entidad, Libardo Campo, manifestó que para la mina Rocale “existe una medida preventiva desde hace un mes frente a la disposición final de residuos, respondiendo a quejas de la comunidad. Les dimos señales claras de que la disposición era inadecuada. Vamos a enviar personal técnico para que corrobore y si tenemos que tomar medidas más drásticas, lo haremos”. 
La directora del Cinara opina que no solo ha faltado mano dura de las autoridades ambientales frente al tema de las minas, sino apoyo a quienes las explotan. “Lo que esa gente necesita es herramientas tecnológicas, porque hoy sus socavones son artesanales”. Hugo, por su parte, se sigue bañando en la parte alta de la quebrada. “Ya nos cansamos de denunciar”, sentencia.

En esta imagen se ve la mina de Carbón de El Chocho (parte superior) y la caparrosa (sulfato de hierro) que sale de ella, que va a parar a la quebrada El Chocho. .


                                 

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